CASAVIEJA

Casavieja es un pueblo situado al sur de la provincia de Ávila, lindando con la provincia de Toledo y alejado del núcleo administrativo de la Junta de Castilla y León. Esta particularidad lo ha hecho vivir de una forma profundamente rural a lo largo de su historia.

​

Como consecuencia de la precariedad socioeconómica que atraviesa el país, y de manera particular Casavieja, a partir de la década de 1940, la Administración Provincial cede varias hectáreas de monte público para sembrar patatas, lugares a los que se hace imprescindible acceder por medio de carros y/o animales, dada su situación a más de 1000 metros de altitud y 4 o 5 km del pueblo.

​

Paralelamente a esto, sin que la población se haya recuperado de una guerra civil y a las puertas de la II Guerra Mundial, los Maquis de las guerrillas sobreviven por terrenos escarpados y de difícil acceso de la Sierra, perpetrando singulares robos para vestirse, alimentarse y defenderse, así les sucede a dos vecinos que pierden la vida en el paraje conocido como El Escardinchal. Otro aspecto relevante a destacar se relaciona con el carbón vegetal de encina, que los casavejanos fabrican en las praderas más próximas a la cuerda, Pradera Alta y Majillafría, una actividad que les obliga a vivir durante largas temporadas por encima de los 1600 metros de altitud.

​

Con esta breve narración histórica se ha pretendido mostrar cómo la sierra casavejana ha sido escenario y referente fundamental en la vida de sus vecinos, ya que través de la explotación de este recurso propio natural conseguían sustento para sobrellevar esos difíciles años. Careo, trochas, majadas, o veneros son ejemplos de palabras que, al igual que aquellas actividades que mantenían vivos sierra y vecinos, están desapareciendo en nuestros días. Los tiempos cambian y, por desgracia, van perdiéndose cultura y costumbres.

​

Ya, en la actualidad, la población está muy familiarizada con los hábitos de vida saludables, como la alimentación o el deporte y, curiosamente, el medio rural ocupa de nuevo un lugar protagonista para el cultivo y la práctica deportiva. Sin embargo, esta evolución social ha provocado un éxodo rural que ha abandonado el cuidado de nuestro entorno.

​

Además, el hecho de disponer de recursos limitados para contribuir al bienestar general de las sociedades hace que determinados colectivos más vulnerables se vean aislados y olvidados, lo que da sentido a la organización de actividades solidarias para la recaudación de fondos que puedan cubrir una parte de sus necesidades. Es paradójico, pero es tal y como sucede con las costumbres antes descritas.

​